A ver,
repite conmigo
la palabra mágica,
memorízala,
intégrala en tu esquema
de valores,
inspírala fuerte
hasta que te convenzas
a ti mismo
de que otra realidad
es posible
«patafísica, patafísica,
patafísica….»
reneguemos de los generalismos,
defendamos la particularidad
de nuestro absurdo,
que cada carcajada vertida
en el silencio
sea firme sustancia
de un gran conocimiento
alternativo,
ejercitemos la provocación,
la transgresión del orden
natural de las cosas,
deroguemos la ley
de la academia,
las metodologías herrumbrosas,
la intelectualidad obturadora
del loco devenir
de un nuevo aprendizaje,
«patafísica,patafísica,
patafísica…»
Repítelo conmigo,
así, muy bien,
como un «abracadabra»,
defendamos la ciencia
de la excepción,
la solución imaginaria,
la ironía,
seamos adalides bufonescos
agitando la curiosidad
como estandarte,
la inutilidad como proclama,
la desubicación exacta
y programática
como fórmula cuántica
para encontrarnos
siempre
en los lugares más
inesperados
«patafísica, patafísica,
patafísica…»
Lo estás repitendo, ¿verdad?
Es importante.
Reconozcamos lo insólito,
lo imposible, lo impensable,
la kippelización del utilitarismo,
seamos ficción frente
a la realidad de la fricción,
suplantemos de una vez
la opresión de la lógica
por la cosmovisión
de la poética,
la lateralidad
por la creatividad,
la exactitud gráfica
del lenguaje
por una símbología
particular y única,
nuestra,
abracemos el disparate,
la rareza,
creámonos tan inservibles
que acabemos justificando
nuestra bella y obtusa
incompetencia
dentro de un mundo hermético
regido por la norma.
¿Lo has entendido ya?
¿Lo has interiorizado?
Es hora de ganarnos
las quimeras,
despertar del letargo,
erigirnos como bellos
babiecas patafísicos
y volvernos muy locos
pero muy, muy ,muy
locos,
desatados
Es importante
¿Me estás entendiendo?
En caso afirmativo
da una patada al aire
y llena los bolsillos
con nubes de colores
antes que la cordura
acabe por completo
con lo que aún nos queda