DI LLUVIA | PABLO P. LAVILLA

Salté desde el cristal de mi retina y observé la tormenta desde las cicatrices de mis manos. Mi boca exhalaba silencio, mis ojos pedían descanso. Pero el hambre no se había calmado. Recorrí mis caderas por caminos de tierra y a nado crucé ríos de barro. Acabé en el refugio de mi pie izquierdo y encontré calor en la buhardilla. Allí, escondido al fondo a la izquierda, había algo que sobresalía por su pulcredad entre tanta pared desaseada.

Me acerqué con la curiosidad del que olvidó todo lo que algún día supo y me topé con un baúl limpio, pero no brillante. Lo abrí con más facilidad de lo que pensaba y allí, en su interior, se encontraban juntos y revueltos todos aquellos sueños que nunca soñé mostrándome en sus vísceras la sonrisa que me viste desde que puedo meterme debajo de la lluvia sin preocuparme por mojarme.

Los senderos que dejamos en el cajón forman parte de nuestro sino; conforman nuestra historia jamás difundida y miramos alrededor buscando agarrarnos al aire que más fuerte nos lleve. Al fin y al cabo, esto es así. Te tiras de frente y sin pensarlo al ojo del huracán y luchas hasta que vuelves cabalgando los vientos a tu favor. Y cumpliendo cuando toca arremangarse el corazón. No hacemos más ni tampoco menos.

De regreso a mis pupilas, lancé mi vista viciosa al techo y me topé con una voz que es la mía llamándome la atención por caminar en horizontal. Clavé mis deseos en el suelo y escalé por ellos hasta ver todo lo que soy reflejado sobre todo aquello que no quise ser. Cuánto de palacio hubo siempre en las ruinas. Aprendí a base de reconstrucciones hipotéticas de vidas no deshechas.

Me recosté entre el lóbulo parietal y el frontal y en aquella bella frontera llena de humo y espuma, con la mirada perdida en el techo del cráneo, me di cuenta de que ya poseo casi todo lo que deseé en algún momento. Lo único que me faltaba era bailar nubes. Sonreí. Fin del viaje.

PABLO P. LAVILLA

FOTO:ESPUTOVERDE*ROMA

CIUDAD SIN SUEÑO | FEDERICO GARCÍA LORCA

*NOCTURNO DEL BROOKLYN BRIDGE

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.

Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan

y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas

al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

 

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Hay un muerto en el cementerio más lejano

que se queja tres años

porque tiene un paisaje seco en la rodilla;

y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto

que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

 

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda

o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.

Pero no hay olvido, ni sueño:

carne viva. Los besos atan las bocas

en una maraña de venas recientes

y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso

y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

 

Un día

los caballos vivirán en las tabernas

y las hormigas furiosas

atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

 

Otro día

veremos la resurrección de las mariposas disecadas

y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos

veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,

a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente

o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,

hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,

donde espera la dentadura del oso,

donde espera la mano momificada del niño

y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

 

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Pero si alguien cierra los ojos,

¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

 

Haya un panorama de ojos abiertos

y amargas llagas encendidas.

 

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

Ya lo he dicho.

No duerme nadie.

Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,

abrid los escotillones para que vea bajo la luna

las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

FEDERICO GARCÍA LORCA

FOTO:ESPUTOVERDE*NAPOLI

LA REVOLUCIÓN DE LOS BABIECAS | GEMA FERNÁNDEZ

A ver,
repite conmigo
la palabra mágica,
memorízala,
intégrala en tu esquema
de valores,
inspírala fuerte
hasta que te convenzas
a ti mismo
de que otra realidad
es posible

«patafísica, patafísica,
patafísica….»

reneguemos de los generalismos,
defendamos la particularidad
de nuestro absurdo,
que cada carcajada vertida
en el silencio
sea firme sustancia
de un gran conocimiento
alternativo,

ejercitemos la provocación,
la transgresión del orden
natural de las cosas,
deroguemos la ley
de la academia,
las metodologías herrumbrosas,
la intelectualidad obturadora
del loco devenir
de un nuevo aprendizaje,

«patafísica,patafísica,
patafísica…»

Repítelo  conmigo,
así, muy bien,
como un «abracadabra»,

defendamos la ciencia
de la excepción,
la solución imaginaria,
la ironía,
seamos adalides bufonescos
agitando la curiosidad
como estandarte,
la inutilidad como proclama,
la desubicación exacta
y programática
como fórmula cuántica
para encontrarnos
siempre
en los lugares más
inesperados

«patafísica, patafísica,
patafísica…»

Lo estás repitendo, ¿verdad?
Es importante.

Reconozcamos lo insólito,
lo imposible, lo impensable,
la kippelización del utilitarismo,
seamos ficción frente
a la realidad de la fricción,
suplantemos de una vez
la opresión de la lógica
por la cosmovisión
de la poética,
la lateralidad
por la creatividad,
la exactitud gráfica
del lenguaje
por una símbología
particular y única,

nuestra,

abracemos el disparate,
la rareza,
creámonos tan inservibles
que acabemos justificando
nuestra bella y obtusa
incompetencia
dentro de un mundo hermético
regido por la norma.

¿Lo has entendido ya?
¿Lo has interiorizado?

Es hora de ganarnos
las quimeras,
despertar del letargo,
erigirnos como bellos
babiecas patafísicos
y volvernos muy locos

pero muy, muy ,muy
locos,

desatados

Es importante

¿Me estás entendiendo?

En caso afirmativo
da una patada al aire
y llena los bolsillos
con nubes de colores

antes que la cordura
acabe por completo
con lo que aún nos queda

de humanidad.

GEMA FERNÁNDEZ

FOTO:ESPUTOVERDE*NAPOLI

#1 *KIPPEL | nov17

 

con la colaboración [*involuntaria] de ESPUTOVERDE; UN QUÍDAM KIPPELIZADO & SÚPERESTANDAR; LUPITA DINGUE; *JULIO CORTÁZAR; LA TRIPULACIÓN DE MILTON MALONE; COLOR; ROBBIE RAMONE; MARK ÁVILA; GEMA FERNÁNDEZ; *FEDERICO GARCÍA LORCA; PABLO P. LAVILLA; THOSLEAF; *ALFRED JARRY; BÁRBARA CADÓRNIGA; PABLO LAVILLA; VITI; *ANTONIO TABUCCHI; ANDREA ANGELINA; ASTOR; MARINA J. PILA; MIGUELO GUARDIOLA y los monos espaciales de industrias CLINAMEN en el departamento de maquetación y costura.


DISPONIBLE EN DIFERENTES CROMALIDADES: