LAS AVENTURAS DE PANOCCHIO; ESCENA SEGUNDA | LORENZO CARLINI

En una habitación de albergue transitorio del Casino Felice, se sobreentiende que de forma simultánea a aquello acontecido en las cocinas. Steve Buscemi yace con una puta en una cama sin dosel, semicubiertos por las sábanas, dejando a la vista los pezones de ella y no los de él. Ella fuma, él tiene un ojo en blanco y el otro fijo en el vértice opuesto del techo con la pared.

STEVE BUSCEMI: No doy propina.

PUTA: ¿Perdona?

STEVE BUSCEMI: No te ofendas, pero no creo en eso. Ha estado bien y tal, pero tampoco ha sido espectacular. Además, es tu trabajo. Si tienes problemas para pagar tus gastos aprende a escribir a máquina.

PUTA: Imbécil. Sólo te he pedido que me acercaras el cenicero, pedazo de mierda. Anda, termina tu jodida historia y lárgate de aquí.

STEVE BUSCEMI: Ni lo sueñes, muñeca; la que se va a largar cuando termine mi jodida historia vas a ser tú. Yo he pagado por esta pieza hasta el desayuno.

PUTA: Pues entonces termina tu jodida historia y deja que me largue de aquí.

STEVE BUSCEMI: Bien, ¿por dónde iba?

PUTA: La alpaca de Notre Dame.

STEVE BUSCEMI: ¡Cierto! Pues eso, que los productores se obcecaron con meter una escena de ascensor, y ya sabes lo difícil que resulta rodar una escena así. A mí no me importa, yo soy actor; interpreto. Pero es un engorro para el resto del equipo, por no decir que te cargas todo el rollo de la verosimilitud, tratándose de una tragicomedia de corte humanista ambientada en el medievo francés tardío. Pero vamos, que yo soy actor y de eso no opino. Total, que todo terminó con una serie de cambios en el guion, por orden directa de los de arriba (no preguntes), entre los que se incluía una nueva escena en la que yo, o, bueno, mi personaje, moría precipitado por las escaleras. Hasta ahí todo bien, no me importa morir, si pagan bien. El caso es que, curiosamente, rodamos los interiores de esta escena en la sinagoga de Estrasburgo, y, como no había presupuesto para un doble de riesgo especialista en caídas por la escalera, y también debido a mi fama, eso que dicen de que se me da estupendamente el morirme, pues los productores decidieron que yo mismo debía tirarme escaleras abajo cosa de cuatro tramos o por ahí. Y así lo hice, por supuesto, y es que no pagaban mal, nada mal, desde luego. La historia, después de todo, es que así es como me rompí este diente y medio.

PUTA: ¿Y cómo te rompes diente y medio?

STEVE BUSCEMI: Pues eso te estoy diciendo; me tiré por las escaleras de la sinagoga de Estrasburgo.

PUTA: Me refiero a cómo es posible romperse medio diente. Está claro que cualquiera se puede partir un diente, pasando así a convertirse en medio diente, por un lado, aún en la encía, y en un pedazo de diente, por otro, que es el trozo desprendido de la cavidad bucal. Por lo que no es posible romperse un diente y medio, como dices.

STEVE BUSCEMI: A no ser que ya me hubiera partido un diente antes.

PUTA: Ahí sí.

STEVE BUSCEMI: Pues esa es otra historia, y si quieres oírla vas a tener que darme propina tú a mí.

PUTA: Vale. Que te jodan.

La puta abandona la pieza y Steve Buscemi mira con un ojo al quicio de la puerta y con el otro al hueco en el colchón que alberga la ausencia de ella. Se queda así un rato sin pestañear siquiera y, de súbito, se queda dormido y empieza a roncar como ronca Steve Buscemi.

(ELIPSIS, la misma de antes, aunque distinta concubina)

De debajo de las sábanas, Steve Buscemi emerge transfigurado en un terrible y monstruoso insecto. Una suerte de exoesqueleto rollo Gregorio Samsa, pero con la cara de Steve Buscemi, y con antenas, y patas, y un gonopodio de once centímetros, algo espantoso.

STEVE BUSCEMI: ¡Uuuurrrgh! (grito desgarrador)

Y se escabulle reptando por el conducto de ventilación.

LORENZO CARLINI

LAS AVENTURAS DE PANOCCHIO; ESCENA PRIMERA | LORENZO CARLINI

Teofrasto Paracelso (no confundir con Teofrasto Paracelso, alquimista, médico y astrólogo suizo) es un tipo normal y amalfitano que pasa las noches laborando en la cocina del Casino Felice, un lupanar obscuro, mancebía por excelencia de la angosta aldea de Estrómboli, en Estrómboli.

Teofrasto no es conocido por sus platos, pues nunca firmó ninguno, pero él mismo se enorgullece de preparar un kalanchoe e funghi con salsa de cilantro para quitarse el sombrero, aunque no lo pida nadie, y el bomodojopo de alcapárragos también le queda de rechupete, los mejores alcapárragos del archipiélago, dice él a menudo, pero esto apenas aparece en las comandas. Lo que más se solicita en el Casino Felice, olvidando los licores y los orificios, es pez con papas y mazorcas de maíz.

Esta noche, la noche del veintipico de setiembre, Teofrasto Paracelso se encuentra sentado en un taburete de madera de olmo, frente a un cubo de plástico, pelando panoyas.

TEOFRASTO PARACELSO: ¡Ay de mí, otra vez pelando panoyas! ¡Yo, amalfitano como el que más, pelando panoyas! ¿Para qué? ¡Para un atajo de depravados! ¡Ingratos!  ¡Yo, que tuve que cruzar el Tirreno oculto en un barril sin lavabo propio, perseguido por la Inquisición Española como consecuencia de mis descubrimientos y avances en la ciencia gastronómica! ¿Así me lo pagan? ¡Así me lo pagan! ¡Necios! ¡Pelando panoyas en un burdel!

Por el ventanuco de la cocina, a espaldas de Teofrasto, aparece el busto ecuestre de Juan Hunyadi, alias Azote de los turcos, que regenta la taberna del Casino Felice, sobre todo esporádicamente y para fastidiar a Paracelso, en opinión de este último.

BUSTO ECUESTRE DE JUAN HUNYADI: ¡Oye tú, amalfitano! ¡Deja de quejarte y pela esas panoyas, que esta noche viene el condeduque de Filicudi!

TEOFRASTO PARACELSO: ¡Ya va, ya va! (Aparte, entre dientes, como un amago de susurro, perfectamente oíble) Será idiota, por mí como si viene a cenar con su puta vieja.

BUSTO ECUESTRE DE JUAN HUNYADI: ¡Tú pela esas panoyas! Que al seboso le pirra el maíz en manteca y los perineos.

TEOFRASTO PARACELSO: ¿Qué seboso dices?

BUSTO ECUESTRE DE JUAN HUNYADI: ¡El condeduque de Filicudi!

TEOFRASTO PARACELSO: ¡Por mí como si viene con su puta vieja!

BUSTO ECUESTRE DE JUAN HUNYADI: ¡Por todos los húsares de Hungría, tú pela esas panoyas!

Y siguió Teofrasto Paracelso cogiendo panoyas del cesto (o del saco, en su defecto), pelándolas, y dejándolas en otro cesto (éste sí que tiene que ser un cesto de todas todas), listas para cocinar. Panoya tras panoya hasta que alguien se aburra y se largue. (Pasa una concubina con un cartel con el palabro ELIPSIS inscrito, al estilo de las azafatas de los combates de boxeo). Coge otra panoya, la pela, y al cesto, y otra panoya, y la pela, y así.

De pronto, una panoya en particular se revuelve en el cesto (o el saco).

PANOYA: ¡Espera, no me peles! ¡Soy una panoya que habla!

TEOFRASTO PARACELSO: ¡Lo que me faltaba! ¡Ahora una panoya que habla!

PANOYA: Y no sólo eso; también recito y tarareo. Perdóname la vida, hazme el favor, anda. Y te concederé tres deseos.

Teofrasto hundió la manaza en el saco (o en el cesto) y, a tientas, agarró la panoya parlante (que era, en efecto, la única que palpitaba) y la sacó del mismo (lo que fuere). La examinó. Se trataba de una panoya vulgar y corriente a ojos vista, pero si cualquiera se fijara en ella detenidamente, podría localizar unos grandes ojos de panoya en uno de sus costados, que bien podrían ser sus ojos, e, inmediatamente debajo, una boca enorme de amarillas muelas por la que, definitivamente, podía hablar, recitar e incluso tararear, aun siendo, a fin de cuentas, una simple panoya.

TEOFRASTO PARACELSO: ¿De verdad que concedes deseos?

PANOYA: ¡Pues claro!

En ese instante, el grano de maíz de la punta de esta panoya en particular, conocido en los círculos agrimensores como cariópside zero, lo que es el picacho del olote, vaya, pues ese grano justo estalla y se metamorfosea en palomita de almidón, dejando a la panoya una calvicie incipiente en plena cocorota, apenas flanqueada por un par de lacias espigas.

Y así fue cómo Teofrasto Paracelso indultó a la panoya de ser pelada y la adoptó como su vástago, pupilo y heredero, otorgándole el humilde, gentil, democrático y desinteresado sobrenombre de Panocchio.

LORENZO CARLINI

#4 *REDRUM | oct19

*STANLEY KUBRICK; JACOBO TORRANZA; ESTEBAN REY; *DANIEL JOHNSTON; *RAYMOND QUENEAU; LORENZO CARLINI; *WOODY ALLEN; *EUGÈNE IONESCO; *ERMANNO CAVAZZONI; TINTADAS; *JACK KEROUAC; PABLO LAVILLA; LA INFAMIA; THE HUNTER; *ALBERT CAMUS; *FRANZ VON STUCK; OJA DEMENTA; ANDREA ANGELINA; MIGUELO GUARDIOLA; ADRIÁN MUÑIZ PÉREZ; NOELIA C. BUENO; *SALVADOR DALÍ; IVÁN MARTÍN ÁLVARO; TAZÓN; *ROLAND TOPOR; UN QUÍDAM EN TRICICLO POR LA MOQUETA & LOS MONOS ESPACIALES DE INDUSTRIAS CLINAMEN

LAS AVENTURAS DE PANOCCHIO; PRELUDIO | LORENZO CARLINI

1973. En algún lugar del espacio aéreo del condado de San Luis, Misuri, un piloto agrícola llamado Frank engulle un pastelillo de crema de maní a mil pies sobre los campos de maíz híbrido. En su contrato, se establece explícitamente que realiza labores de fumigación de lo más rutinarias, y eso es lo que Frank dice a sus compinches de La Gamba Roja, en Creve Coeur, cuando se beben unas pintas: que simple, sencilla y llanamente, fumiga. Pero lo que Frank ignora es que, entre la pluritura de substancias y productos que él mismo reparte en diásporas por los campos de Misuri con su M18 Dromader de fabricación polaca, se encuentra oculto un curioso componente; un extraño medicamento sintetizado en un laboratorio secreto, quizá también de Polonia, del que no sabemos más nada. Al margen de todo esto, en su fuero interno, Frank se imagina a sí mismo como el último piloto en vuelo de un escuadrón aéreo derribado por el fuego de artillería jemer en la II Guerra de Indochina, cuya misión es sanear con napalm los latifundios de Cambodia. Y así es como Frank finge que se divierte, y así palia la rutina, pero en realidad lo único que hace es regar con estelas químicas los cultivos de gramíneas.

LORENZO CARLINI

#3 *DERBI | ene19

con la participación (*usurpada) de *FRANCISCO DE GOYA; JJ; *JUAN ABARCA; LORENZO CARLINI; *EUGÈNE IONESCO; PABLO LAVILLA; CABEZADEDOLOR; *HENRY MORTON STANLEY; *RAYMOND QUENEAU; *JULIO CORTÁZAR; LA INFAMIA; ILUSTRE MANDARINA; LUPITA DINGUE; *ALFRED JARRY; MIGUEL DE CERDESPUÉS; *LUIGI PIRANDELLO; *VINCENT VAN GOGH; NOELIA C. BUENO; CLARA QUINTANA SILVA; *FRANÇOIS RABELAIS; *GUSTAVE DORÉ; *ALBERT CAMUS; MIGUELO GUARDIOLA; *HUNTER S. THOMPSON; *RALPH STEADMAN; UN QUÍDAM CONTINGENTE Y NECESARIO & LOS MONOS ESPACIALES DE INDUSTRIAS CLINAMEN