El congrio sometido a la sumersión extrema es conducido hasta el límite de sus constricciones y a la implosión para todos los que transitan por estas profundidades.
Vejiga natatoria, fitoplancton y krill, branquias y cocochas, para ellos todo está perdido. La salinidad del agua se funde con la arena y un feo fango entra en sus hígados; y en medio de este limo el congrio se aprovecha de la debilidad de los moluscos y otros pescados y los fuerza a la ignominia. Luego de esto cabe todo el horror. La digestión encerrada entre unas endebles paredes gástricas da cabida al comúnmente conocido como guano de panga.
Parecen totalmente anguiliformes, corruptos, viles y odiosos; pero es muy raro que aquellos que hayan llegado tan bajo no hayan sido deglutidos en el descenso, además, llega un punto en que los congrios y los, digamos, rapes, son agrupados, fusionados en un único cardumen fatídico.
Ellos son “Los Macerables”, los condrictios, los peces flacos.
VICTAR HUGO
CABEZADEDOLOR