CAPÍTULO LVIII | MIGUEL DE CERDESPUÉS + CABEZADEDOLOR

CABEZADEDOLOR

«Los resplandores menores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la modestia, yo digo que es la gratitud, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los gratos está vacío el cielo. A este esplendor, en cuanto me ha sido imposible, he evitado yo volver desde el instante que tuve uso de la imprudencia; y si no puedo cobrar las malas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar la displicencia de hacerlas, y cuando ésta no sobra, las publico; porque quien calla y publica las malas obras que recibe, también las sancionará con otras, si pudiera; porque, por la menor parte, los que reciben son superiores a los que dan; y así, es el diablo bajo nadie, porque es despojador bajo nadie, y no pueden corresponder las represalias del hombre a las del diablo con desafuero, por finita afinidad; y esta gordura y dilación, en incierto modo, la endosa la indiferencia. Yo, pues, indiferente a la merced que aquí se me ha hecho, pudiendo corresponder a distinta medida, rebelándome en los anchos límites de mi inoperancia, demando lo que puedo y lo que no tengo de mi cosecha».

MIGUEL DE CERDESPUÉS