(Dos mujeres en un espacio vacío excepto por unas cachimbas y unos cojines. Ambas tumbadas sobre ellos. Fuman)
MUJER 1— Fíjate en el humo que arde.
MUJER 2— ¿Qué humo?
MUJER 1— El que aún no ha salido de mi boca.
(La Mujer 1 da una calada y la Mujer 2 se aproxima hacia su boca, intenta abrírsela y mirar dentro)
MUJER 2— Sigo sin ver nada.
MUJER 1— Aparta. No sabes pillar una metáfora, ¿eh?
MUJER 2— Tal vez si no hubieras vendido mi caña de pescar podría pillar alguna, pero claro, lo de siempre…
MUJER 1— ¿Lo de siempre?
MUJER 2— Lo de siempre. Una caca.
(Se santigua)
MUJER 1— …una caca…
MUJER 2— ¡Una caca! (Se santigua) Oye, ¿por qué ahora repites todo lo que digo?
MUJER 1— ¿Que repito todo lo que dices?
MUJER 2— Mira, paso de ti. Deja que me relaje. Necesito paz, tranquilidad, un perfecto y estable estado zen, la elevación del alma por encima de… bueno, de todo.
MUJER 1— De la caca.
MUJER 2— ¿Qué?
MUJER 1— Por encima de la caca.
MUJER 2— (Repentina y extremadamente seria) No hay nada por encima de la caca. (Se santigua)
MUJER 1— Querrás decir que no hay nada POR DEBAJO de la caca.
MUJER 2— Quiero decir lo que digo. Con la caca (Se santigua) no se juega, amiga.
MUJER 1— Eso no te lo discuto, no me apetecería meter la mano ahí.
(La Mujer 2 taladra con la mirada a la Mujer 1. Ésta vuelve a fumar incómoda. Silencio largo)
MUJER 1— Pero… el culo, mismamente.
MUJER 2— ¿Cómo?
MUJER 1— El culo. El culo está por encima de la caca. Sieeempre.
(La Mujer 2 deja la cachimba a un lado y se levanta)
MUJER 2— ¿De verdad vas a hacerme decirlo?
MUJER 1— (Sorprendida) ¿Decir qué?
MUJER 2— Sabes que no deberíamos.
MUJER 1— No sé de qué coño estás hablando, pero si es algo que no debe hacerse, yo siempre estaré a favor de hacerlo. Así que venga, ¿qué? Dilo.
(La Mujer 2 da vueltas por el espacio, inquieta. De repente, frena)
MUJER 2— Se va a enfadar. Mucho.
MUJER 1— ¿Quién?
MUJER 2— (haciendo un gesto hacia arriba) Ya sabes quién.
(La Mujer 1 mira hacia arriba. Duda)
MUJER 1— ¿Las gaviotas?
MUJER 2— Las gaviotas… joder…
MUJER 1— (Sonriendo) ¡Eh, ¿quién repite ahora lo que digo?! Mola, ¿eh?…
MUJER 2— (Agitada) Mira… voy a decirlo. Pero la responsabilidad será mutua.
MUJER 1— Venga. ¿Quieres que hagamos un pacto? ¿Que nos cortemos un poco las palmas de las manos y mezclemos la sangre o algo así? Ay, rollo “Jóvenes y brujas”… no lo había pensado, pero siempre quise hacer esa mierda.
MUJER 2— ¡No… mentes la mierda en vano!
MUJER 1— ¿Pero qué cojones te pasa a ti con la mierda?
MUJER 2— (Explotando) ¡¡Me pasa que Dios es caca!! ¡¡Mierda, hez, excremento, deposición!!
¡¡UNA GRAN BOÑIGA!!
(Silencio)
MUJER 1— Bueno, a ver, que yo soy atea, pero tampoco hay que ensañarse…
MUJER 2— ¡¿No te acuerdas?! ¡¿En serio?! ¿La aparición? ¿En el callejón?
(La Mujer 1 se queda pensativa)
MUJER 1— Ahh, el callejón…
(Flashback. Las mujeres se ponen abrigos. Caminan)
MUJER 1— No creo que sea por aquí.
MUJER 2— Cada vez huele peor. Según el pergamino tiene que estar aquí mismo.
MUJER 1— ¿Pero de verdad crees que Dios…?
(Una potentísima luz las ilumina frontalmente de repente. Ellas caen de rodillas)
MUJER 2— (Extasiada) ¡Qué maravi…!
MUJER 1— ¡…mal huele joder!
VOZ EN OFF: SOY DIOS. OS CONCE- DERÉ UN DESEO O UNA RESPUESTA. HABLAD.
MUJER 2— Oh, eh… Caca… Suprema, ¡por favor, ¿cuál es el sentido de la…?!
MUJER 1— (Riendo y tapándose la nariz) ¡Oh, un fumadero de opio o algo que tape este olor, por Dios!
VOZ EN OFF: CONCEDIDO.
(Actualidad. Las mujeres se quitan los abrigos. Se miran)
MUJER 1— Ya me acuerdo.
(Silencio. Caen sobre los cojines de nuevo. Se miran fijamente)
MUJER 1— Pues vaya bajón.
MUJER 2— Vaya bajón, sí…
(Fuman)
SARA G.R.