SITUACIÓN Nº19 | ANDREA ANGELINA

Vaya si me atraganté con el suspiro aquel…

Allá por 1992, y de repente 2020. Crisis, qué cosas, otro siglo.

Entonces, caminando a través de dunas mentales, nos encontré.

Estábamos sentados mirando las estrellas. Buscando la más brillante.

Entre flores azules que abrían y cerraban sus pétalos, parpadeando perplejas.

Compartíamos una guitarra como si fuera una fruta en medio del desierto.

Y cuando me tocó cantar a mí, la verdad es que me olvidé de la letra.

Y tenía tantas ganas, y lo tenía tan tatuado…

Disgustada, aunque emocionada, de dar un sentido rápido, siempre rápido, como la M-30.

Lo mandé todo al carajo.

Tantos días encerrada procurando ordenar.

Procurando hacer limpieza de años pasados…

Y es que lo mandé todo al carajo.

Me despisté de mi enojo, de esa lágrima, con un nacimiento nuevo y repentino.

Había que romper el suelo. Nunca no era nada, tenía que ser ahora.

Porque no hay parte de mí que quiera morir en la ignorancia.

Quizás sea esta la maldición o el obsequio difícil de disfrutar.

El caso es que lo llevo cargando, y de eso hace ya unas cuantas vidas atrás.

No lo creía, pero había que arder.

Estamos en ésa revuelta, asustados de mortalidad premeditada.

Viendo el planeta desde arriba a lo proyección astral.

Disfrutándonos sobre un campo azul sin que sea ilegal…

Buscando astros luminosos, compartiendo una cerveza,

Parpadeando los pétalos, rompiendo el suelo.

Naciendo de nuevo.

ANDREA ANGELINA